Carnes rojas y salud cardiovascular

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Todas las carnes contienen proteínas, vitaminas y minerales. Su consumo moderado ayuda en la función del crecimiento, el desarrollo de los tejidos y previene algunas enfermedades como la anemia o la desnutrición. Sin embargo, las dietas donde abundan las carnes rojas y procesadas están vinculadas a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, por lo que numerosas recomendaciones de salud aconsejan limitar su consumo y sustituirlas por otras fuentes de origen vegetal.

¿Qué son las carnes rojas y las carnes procesadas?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la carne roja es toda aquella carne muscular que proviene de los mamíferos, incluyendo la de res, la de ternera, la de cerdo, la de cordero, la de caballo y la de cabra.  

En cuanto a las carnes procesadas, son "cualquier tipo de carne que ha sido transformada con salazón, curado, fermentación, ahumado u otros procesos para mejorar el sabor y preservar el alimento". Gran parte de las carnes procesadas son de cerdo o de res, pero normalmente pueden contener también otro tipo de carnes rojas, así como carne de aves, menudencias (residuos, vísceras y partes pequeñas que quedan tras el despiece de las partes internas de los cerdos y otros animales), u otros subproductos cárnicos, como la sangre.

Algunos ejemplos de carnes procesadas son las salchichas, las hamburguesas, la cecina y el embutido, el jamón, preparaciones y salsas a base de carne, carnes en conserva…

¿Cómo afecta el consumo de carne roja y carnes procesadas a nuestra salud cardiovascular?

Recientemente han sido publicados los resultados de un estudio realizado por el Hospital General de Massachusetts, en EE.UU, para determinar la incidencia en la salud del consumo de proteínas de origen animal frente a las de origen vegetal. Para ello, se analizaron las dietas y la historia clínica de 150 mil personas, evaluándolas en periodos de 4 años durante más de 30 años.

Por un lado, se concluyó que un incremento del 10% en el consumo de proteínas de origen animal, supuso un aumento del 8% en el riesgo de mortalidad por una enfermedad cardiovascular y un 2% de la mortalidad en general.

Los datos también arrojaron que tan sólo aumentando un 3% el consumo de proteínas vegetales (incluidas en los frutos secos, las legumbres y los granos enteros) se produjo una disminución del 10% de la mortalidad y una reducción del 12% en el riesgo de morir por un problema cardíaco.

Por último, se pudo comprobar que un 9,3% de las muertes en hombres y un 7,6% en las mujeres de este estudio se podrían haber prevenido si todas las personas hubieran reducido su consumo de carne roja a menos de 0,5 porciones al día (aproximadamente 42 g/día).

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Entonces ¿debemos dejar de consumir carne?

En nuestra sociedad y nuestra cultura, la carne es un elemento básico de nuestra alimentación, por lo que no es necesario dejar de consumirla, aunque sí es beneficioso moderar su consumo. Sobre todo el de las carnes procesadas, ya que es común que contengan aditivos potencialmente nocivos como el sodio, nitritos y nitratos, ácidos grasos saturados, colesterol y sal, que pueden influir en un aumento del riesgo cardiovascular.

Recurrir a las carnes blancas (las que no son de los mamíferos: pollo, pavo, pato o ganso) es una buena opción, ya que contienen menos grasas que las rojas. La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomienda, en una alimentación saludable y equilibrada, el consumo de 3-4 raciones a la semana de carne (raciones de 100-125 g, es decir, un filete pequeño), de entre las cuales 2-3 raciones al mes pueden ser carne roja.

En conclusión, la carne roja y la carne blanca son un buen complemento y son beneficiosas dentro de una dieta equilibrada. Pero hay que consumirlas con moderación para evitar problemas cardiovasculares u otros problemas derivados del exceso de grasa, como la obesidad. Realmente hay opciones: las carnes no son la única fuente de proteínas, necesarias para el organismo, ya que también puedes encontrar este nutriente en otros alimentos como las legumbres, el pescado, la clara de huevo y las setas.

20 de marzo, Día Mundial Sin Carne

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Desde el año 1985, cada 20 de marzo se celebra el Día Mundial Sin Carne, una campaña promovida por FARM (Farm Animal Reform Movement). Esta iniciativa tiene cada vez más adeptos y trata de concienciar y educar a la población de los beneficios, tanto éticos como de salud, de la dieta vegetariana, promoviendo alternativas a la carne y los productos lácteos.

Y la dieta vegetariana es una buena opción. Según un estudio del American Journal of Clinical Nutrition, reduce en un 32% el riesgo de hospitalización o muerte por accidente cardiovascular.

En nuestra mano está decidir si queremos o no unirnos a esta iniciativa. Eso sí, cuidando muy bien el correcto aporte de nutrientes para que no se produzcan carencias al eliminar los alimentos de origen animal. Consulta los beneficios para el corazón de la dieta vegetariana y todo lo que hay que tener en cuenta para realizar una dieta equilibrada. Publicado el20-03-2017
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