La grasa abdominal, un indicativo del riesgo cardiovascular

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La acumulación de grasa en la cintura no es sólo un problema estético. Estudios recientes han revelado que un exceso de grasa abdominal, aunque no haya sobrepeso, es especialmente perjudicial para la salud del corazón. Hoy hablamos de este nuevo factor de riesgo cardiovascular.

En España, la obesidad abdominal es un problema que afecta al 32% de los hombres y al 40% de las mujeres, según revela la Fundación Española del Corazón a través del Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA).

Cuando hablamos de grasa abdominal, no nos referimos a la obesidad en sí, sino a la acumulación de grasa en el perímetro de la cintura. Es decir, a lo que siempre hemos llamado la “barriguita cervecera”. A diferencia de la obesidad periférica, en la que la grasa se acumula bajo la piel en brazos, piernas y glúteos, en la obesidad central la grasa se acumula en el abdomen, pegada a algunos órganos vitales como el hígado o el intestino, por lo que tiene efectos mucho más perjudiciales para la salud.

¿Por qué la grasa abdominal es más dañina para el corazón?

La grasa que se acumula en el perímetro de la cintura, al encontrarse pegada a órganos vitales, tiene un comportamiento metabólico diferente al resto, mucho más dañino:

Favorece la diabetes tipo 2. La grasa visceral afecta al metabolismo del azúcar, ya que libera a la sangre hormonas como la resistina, que contribuye a la resistencia a la insulina.

Provoca cambios en el hígado que son perjudiciales para las arterias. Este tipo de grasa altera el hígado, que produce inflamaciones en el organismo y libera sustancias tóxicas perjudiciales para las arterias.

Aumenta el colesterol “malo”. En general, la acumulación de grasa en el organismo aumenta el nivel de colesterol LDL y, por tanto, el riesgo de arteriosclerosis. Pero diversos estudios han revelado que la grasa acumulada en el abdomen aumenta este riesgo aún más.

Aumenta la presión arterial. El sobrepeso hace que suba la presión arterial, por lo que aumenta el riesgo de hipertensión arterial. Sin embargo, los estudios también han revelado que en este sentido es más perjudicial la acumulación de la grasa en el abdomen que los kilos de más.

La combinación de todos estos factores afecta al riesgo cardiovascular porque favorece la formación de trombos, lo que dispara el riesgo de infarto y de embolia cerebral.

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El fenómeno de “la obesidad con peso normal”

Debemos tener en cuenta la forma en la que se distribuyen las grasas en nuestro organismo, por lo que si, estamos delgados pero tenemos “barriguita”, no nos tenemos que confiar.

En la Clínica Mayo de EE.UU. hace años que se estudia el fenómeno de la “obesidad con peso normal”: personas que cuentan con mucha grasa, poco músculo y cuyos huesos pesan poco, por lo que tienen un peso normal. En los últimos estudios se ha demostrado por primera vez que esta combinación de obesidad central y peso normal es más perjudicial para la salud cardiovascular que la obesidad periférica con exceso de peso. Y el problema se agrava porque son personas que pueden no presentar colesterol alto ni hipertensión, por lo que no ven la necesidad de hacer dieta o ejercicio, pero continúan teniendo riesgo cardiovascular.

¿Cómo saber si tenemos un exceso de grasa abdominal?

Según valores de la OMS, el perímetro máximo de cintura debe ser de 88 cm en las mujeres y de 102 cm en los hombres. Cuando estos valores se sobrepasan debemos empezar a tomar precauciones, ya que si el diámetro abdominal supera en 14 cm estas medidas, aumenta un 40% el riesgo de sufrir un problema cardiocirculatorio.

Sin embargo, a la hora de evaluar nuestra grasa abdominal, es más fiable el índice de cintura-cadera (ICC), una fórmula muy sencilla que consiste en una simple división: hemos de medir tanto los centímetros de nuestra cintura como de nuestra cadera y dividir la primera cifra entre la segunda: el número obtenido es el índice de cintura-cadera. Si es superior a 1 en los hombres o a 0,9 en las mujeres, existe riesgo cardiovascular.  

Consejos para reducir la obesidad abdominal

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La grasa abdominal suele ser más difícil de reducir, sobre todo para las mujeres a partir de la menopausia. Seguir estos consejos nos puede ayudar a eliminarla y a cuidar nuestra salud cardiovascular:

Optar por la dieta mediterránea. Está demostrado que reducir los hidratos de carbono simples y los azúcares favorece la reducción de la grasa abdominal. La dieta mediterránea es muy beneficiosa porque es abundante en frutas y verduras, frutos secos, aceite de oliva y predomina el pescado frente a la carne.

Reducir el estrés. El cortisol, la llamada “hormona del estrés”, aumenta las células grasas del abdomen, más sensibles a los cambios hormonales, por lo que afecta más a las mujeres. Por otro lado, el estrés también puede provocar estados de ansiedad que muchas veces intentamos calmar con la comida.

Combate el sedentarismo. 30 minutos de ejercicio moderado al día es suficiente para activar el organismo. Pueden ser ejercicios sencillos, como caminar, subir escaleras, ir en bici…

Dormir lo suficiente. Dormir menos de 5 horas diarias o más de 8 desencadena alteraciones en el metabolismo de la insulina, lo que nos puede hacer engordar porque el organismo nos pide más alimentos dulces y grasos.

Sentarse en una postura correcta. Debemos evitar tener la columna curvada, así la acumulación de grasas en el abdomen será menor.

Abandonar el tabaco y reducir el consumo de alcohol.

Publicado el15-01-2019
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