Cuidado con la alimentación durante las vacaciones

Las vacaciones de verano son para relajarse y desconectar, un punto imprescindible para nuestra salud física y emocional, y también para nuestro corazón. Pero un exceso de relajación puede hacer que descuidemos temas importantes como nuestra dieta, lo que al final puede descompensar los beneficios que nos aporta tan merecido descanso.

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Es importante tener en cuenta que en vacaciones, sobre todo si vamos de relax a la playa o al pueblo, nuestro cuerpo no necesita tanta energía. El comer fuera a menudo, muchas veces comidas copiosas, las comidas en los chiringuitos con exceso de fritos, las largas sobremesas con postres calóricos, los helados, el trasnochar y beber más alcohol, suelen ser un aporte extra de calorías que, a corto y medio plazo, pueden favorecer la obesidad y ser perjudiciales para la salud cardiovascular.

Disfrutar al máximo de las vacaciones y comer fuera a menudo no tiene que ser perjudicial si no nos descuidamos y tenemos en cuenta algunos puntos fundamentales para llevar un control de lo que ingerimos y no acumular un exceso de grasas.

¿Qué consejos debemos tener en cuenta para cuidar nuestra alimentación en verano?

No llevarnos una sorpresa desagradable después del verano no es complicado. Sólo es  necesario minimizar los excesos (alguno tampoco es grave), mantener la dieta equilibrada e intentar mantener unos horarios adecuados:

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  • Hacer 5 comidas al día. Esto favorece que estemos más saciados durante toda la jornada y evitaremos la tentación del picoteo y las grandes comilonas.
  • Mantener un dieta equilibrada. Con abundancia de frutas y verduras frescas, que aportan muchos nutrientes y la hidratación necesaria para compensar la pérdida de líquidos de las altas temperaturas y la sudoración. Es buena idea optar por cremas de verduras y gazpachos como primeros platos, que además tienen un efecto saciante a la hora de enfrentar el segundo plato. Y consumir más pescado que carne.
  • Cocinar de manera sencilla. A la plancha, a la parrilla, a la brasa, con poca sal, utilizando hierbas y vinagretas para sazonar.
  • Ingerir todos los nutrientes necesarios para mantener el equilibrio. Que no nos falten las grasas insaturadas o poliinsaturadas, hidratos de carbono y proteínas.
  • Si vamos a comer fuera, elegir los menús y tapas más saludables, evitando en lo posible el exceso de grasas, salsas y los fritos.
  • Evitar el exceso de alcohol, que por su efecto diurético contribuye a una deshidratación más rápida e intensa.
  • No pasarnos con los helados. En verano son de lo más apetecible, pero debemos intentar no abusar y elegir aquellos más naturales, preferiblemente a base de de frutas, y los sorbetes.
  • Mantener una mínima rutina de ejercicio de forma relajada, sobre todo si hacemos deporte durante el resto del año.
  • Beber mucha agua y durante todo el día. La hidratación es fundamental y lo más saludable es el agua fresca. Si optamos por refrescos de vez en cuando, mejor que sean bajos en azúcar.

Teniendo en cuenta estos sencillos puntos podrás disfrutar de unas vacaciones más saludables, cuidando adecuadamente tu salud cardiovascular. Las vas a disfrutar igual o más, porque las buenas digestiones nos hacen sentirnos bien, y no te llevarás sustos cuando te subas a la báscula de vuelta. ¡A disfrutar!

Publicado el17-08-2016
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