Alimentación y Nutrición, Salud y medicina

Consejos de nutrición tras el trasplante de corazón

Nutrición tras un trasplante

Tras el trasplante de corazón, la nutrición desempeña un papel muy importante a la hora de garantizar una buena respuesta del organismo. Debe aportar los nutrientes suficientes para mantener un peso adecuado, ayudar a promover la cicatrización de los tejidos, afectada por los inmunosupresores, y añadir un factor de protección ante la infección. ¿Qué recomendaciones nutricionales se deben seguir?

Actualmente, 9 de cada 10 personas que reciben un nuevo corazón lo aceptan de forma correcta y pueden tener una vida normal si simplemente mantienen una actitud cardiosaludable, controlando sus hábitos y sus factores de riesgo.

Las personas trasplantadas de corazón deben tener dos objetivos dietéticos fundamentales:

  • Seguir una dieta sana y equilibrada, que aporte todos los nutrientes necesarios y evite agresiones al nuevo corazón.
  • Mantener unas medidas higiénicas estrictas para reducir al mínimo los gérmenes en los alimentos.

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Dieta cardiosaludable

La recuperación del apetito tras el trasplante, unido al efecto de los corticoides, puede producir un aumento de peso que suponga una sobrecarga para el nuevo corazón y un incremento de los valores del colesterol, triglicéridos, glucosa y presión arterial.

Para evitar el aumento de peso y disminuir los factores de riesgo vascular se debe llevar una dieta sana y equilibrada:

Baja en sodio. Aunque el contenido de sal en la dieta depende de la situación particular de cada paciente, en general se recomienda la restricción de sal en las comidas. Por ello es fundamental:

  • Controlar o evitar la utilización de sal en el cocinado y en la mesa. Se puede reemplazar por hierbas aromáticas, limón o vinagre, ajo y cebolla… Aunque también podemos recurrir a la “sal sin sodio”, ésta suelen contener potasio, por lo que su uso se recomendará o no dependiendo de las características individuales de cada paciente.
  • Evitar los alimentos enlatados, en bote, ahumados, salados y curados: embutidos y quesos, especialmente curados, pescados en salazón (bacalao, anchoas…), marisco y caviar, cubitos de caldo para cocinar, sopas de sobre, bicarbonato sódico y agua con ga, polvos para hornear (levadura química…), conservas y precocinados, aperitivos salados, aceitunas y encurtidos, cereales de desayuno, salsas envasadas y tartas y dulces de pastelería.
  • Beber agua embotellada baja en sodio.
Nutrición tras un trasplante

Baja en grasas saturadas. La prevención de la dislipemia (hipercolesterolemia o la hipertrigliceridemia) puede evitar complicaciones futuras tras el trasplante. Para ello, debemos:

  • Limitar el consumo de alimentos ricos en grasa animal: leche entera (mejor desnatada) y derivados, mantequilla, leche condensada, helados, nata, quesos grasos, flanes y postres con huevo, bollería industrial, carnes grasas (cerdo, pato, cordero), salchichas, tocino, vísceras, huevas de pescado, embutidos, aceitunas, patatas chips, cacahuetes, chocolate… Debemos tener en cuenta que los alimentos envasados que indican que contienen “aceite vegetal”, sin especificar cuál es, pueden contener aceite de palma o coco, altos en grasa saturada.
  • Aumentar el consumo de otros alimentos cardiosaludables: el pescado (preferiblemente azul) sobre la carne, y las aves y carnes magras (pollo, pavo, conejo) en vez de las más grasas. Además, aceite de oliva, legumbres, frutas y verduras.
  • Evitar la cafeína y las bebidas carbonatadas.
  • Utilizar formas de cocción sencillas como el hervido, plancha, vapor y horno; hay que  evitar, sobre todo, los fritos y los rebozados.

Normas de higiene de los alimentos

Nutrición tras un trasplante

Se recomienda mantener unos cuidados higiénicos y dietéticos para evitar las complicaciones relacionadas con la inmunosupresión que puede causar el contacto con los gérmenes:

  • Lavarse las manos cuidadosamente antes de preparar los alimentos y de comer.
  • Utilizar utensilios diferentes para cortar y cocinar la carne. Han de estar bien limpios, con especial atención a tablas de madera, batidoras, picadoras, etc.
  • Cocinar bien los alimentos. La carne debe hacerse a una temperatura elevada, durante el suficiente tiempo para que las zonas interiores pierdan su color rojo.
  • Evitar el consumo de alimentos crudos o poco hechos. Las frutas y verduras han de lavarse bien y las frutas deben estar peladas. Los huevos deben ser frescos, dentro de la fecha de caducidad y tienen que conservarse en frigorífico. Antes de abrirlos, se deben limpiar con un paño húmedo por el exterior (pero no lavarlos, ya que los gérmenes podrían penetrar por la cáscara porosa) y no se deben consumir crudos (por ejemplo en mayonesa).
  • Una vez abiertas, las bebidas embotelladas y las latas de conservas deben mantenerse refrigeradas y tapadas, y se deben consumir antes de 24 horas. Los productos enlatados se deben cambiar de recipiente para evitar la oxidación.
  • Respetar la cadena del frío en los alimentos congelados. No consumir los que presentan escarcha y nunca recongelar.
  • Los guisos preparados en casa, si no se consumen inmediatamente, se deben  introducir tapados en el frigorífico y consumir antes de 24 horas. Y es preferible guardar las salsas por separado.