Para hablar de la calidad del sueño, primero debemos entender cómo funciona nuestro organismo en esta actividad vital:
Los seres humanos mantenemos un ritmo biológico en nuestro patrón de sueño y vigilia que es muy importante para el desarrollo de actividades vitales como la regeneración celular, la actividad hormonal o el funcionamiento cerebral. Es lo que se llama el ritmo circadiano y constituye nuestro reloj biológico, que regula las funciones fisiológicas del organismo en un ciclo de más o menos 24 horas y que suele depender en gran parte de las horas de luz diurna (vigilia) y las horas nocturnas (sueño).
Si ese periodo de descanso no se respeta, el ritmo biológico natural se altera y pueden darse alteraciones en el organismo, tanto físicas como psíquicas.
Un ejemplo de los efectos de la interrupción del ritmo circadiano es el denominado “jet-lag”. Cuando viajamos grandes distancias modificando los husos horarios, la mayoría de los viajeros presentan síntomas de fatiga, desorientación e insomnio.
Un estudio realizado en la Universidad de Oxford puso de manifiesto que dormir pocas horas o tener un sueño en el que se interrumpe la sincronía con el ritmo circadiano, aumenta el riesgo de presentar obesidad y de desarrollar diabetes tipo 2.
Los científicos constataron que la interrupción prolongada del sueño normal y de los ritmos circadianos afectan a las células del páncreas encargadas de la producción de la insulina, resultando una acumulación de glucosa en sangre.
Los sujetos que participaron en el estudio también mostraron una caída en el metabolismo basal (la cantidad de energía que requiere el organismo para sobrevivir realizando funciones básicas como respirar, bombear la sangre o sintetizar hormonas) que podría traducirse en un aumento de más de cuatro kilos de peso al año.
Otras alteraciones: el trabajo por turnos
Otro ejemplo de las consecuencias negativas para el corazón de la interrupción del ritmo circadiano lo encontramos en las personas que trabajan de noche o en turnos rotativos. Los estudios reconocen desde hace ya tiempo que el trabajo nocturno o por turnos, reduce considerablemente la calidad del sueño, lo que puede incrementar el riesgo cardiovascular. De hecho los resultados de estos estudios han mostrado que los trabajadores por turnos presentan una mayor predisposición a desarrollar síndrome metabólico, enfermedad coronaria y diabetes mellitus tipo 2 que los empleados con turnos diurnos regulares.
La mayor parte de los estudios científicos para relacionar la mala calidad del sueño con la salud cardiovascular se han centrado en el insomnio y la apnea del sueño.
Insomnio
El insomnio es un trastorno del sueño que se caracteriza por una dificultad tanto para coger el sueño, como para mantener el sueño o para conseguir una calidad y una duración del sueño adecuado para restaurar la energía del organismo, por lo menos durante tres noches a la semana durante al menos tres meses.
Un análisis acumulativo de varios estudios desveló que personas con insomnio presentan un 45% más de riesgo de desarrollar o morir de enfermedad cardiovascular respecto a los que no presentan alteraciones del sueño. Por lo tanto, se concluyó que el insomnio está asociado con un aumento del riesgo cardiovascular.
La Dra. Núria Paredes, del Centro Médico Mútua General de Catalunya, recomienda tener una buena higiene del sueño para evitar el insomnio:
Apnea del sueño (SAHS)
La apnea del sueño es una enfermedad obstructiva del sueño. Se considera que una persona sufre del síndrome de sleep apnea cuando presenta una media de cinco o más pausas en la respiración por cada hora de sueño, que pueden durar de unos segundos a minutos. Estas pausas se deben al estrechamiento de las vías respiratorias altas durante el sueño.
Desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC) se indica que “son varios los estudios que asocian el síndrome de apneas del sueño con un aumento del riesgo cardiovascular. Se ha demostrado una clara relación entre el SAHS y la progresión de la hipertensión arterial sistémica, así como un aumento del riesgo de padecer otras enfermedades cardiovasculares importantes, como la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares o las arritmias, fundamentalmente la fibrilación auricular.”
Según la SEC, “al obstruirse la vía aérea superior y producirse la parada respiratoria, cae el nivel de oxígeno en la sangre de las arterias. Esto, entre otras muchas cosas perjudiciales, genera una descarga de hormonas del estrés (como adrenalina y noradrenalina), las cuales provocan picos de hipertensión y taquicardia que llevan a una situación de estrés cardiovascular durante el sueño. Si esto se produce repetidamente durante mucho tiempo puede tener repercusiones clínicas, como desarrollo de hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, cardiopatía isquémica o arritmias”.
El Dr. Xavier Tarragó, Especialista en Neumología del Centro Médico Mútua General de Catalunya nos ofrece algunos consejos para evitar o moderar el síndrome de la apnea del sueño:
Así que, como hemos explicado, unos buenos hábitos de sueño son tan importantes como la alimentación saludable o el ejercicio físico a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares. Intenta llevar unos horarios regulares a la hora de dormir, incluídos los fines de semana, para evitar los desajustes. ¡Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán!
Publicado el30-11-2016