La vida tras el infarto: la importancia de seguir el tratamiento

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Los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio tienen una mayor probabilidad de tener otro en el futuro. Suelen necesitar medicación durante toda su vida ya que siguiendo el tratamiento de una forma rigurosa se puede reducir el riesgo.

Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) afirma que "uno de los mayores retos de los cardiólogos con los pacientes que han sufrido un evento cardiovascular es la adherencia a la medicación". Y es que casi la mitad de los pacientes que han sobrevivido a un infarto no siguen de forma correcta el tratamiento prescrito después de dos años del evento cardiovascular inicial, lo que aumenta su riesgo de sufrir otro accidente coronario.

Según nos explica Fuster, los pacientes suelen ser más estrictos a la hora de seguir el tratamiento farmacológico prescrito cuando el accidente cardiovascular es reciente. Sin embargo, en muchos casos, el alto coste de los medicamentos o la gran cantidad de pastillas que se deben tomar a diario hacen que la adherencia al tratamiento sea menor a medida que transcurre el tiempo.

Esta situación ha sido ilustrada por una investigación de Aetna, una de las principales aseguradoras de EEUU, que en un estudio sobre 4.000 pacientes que habían sufrido un infarto determinó que sólo el 43% fue totalmente adherente al tratamiento, mientras que el 31% se clasificó como parcialmente adherente y el 26% como no adherente. Y sólo entre los pacientes que fueron totalmente adherentes al tratamiento (más de un 80% de adherencia terapéutica), el riesgo de sufrir otro accidente cardiovascular se redujo en un 19%.

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Las medidas de prevención tras el infarto

La conclusión es que, tras un infarto, se deben tomar todas las medidas de prevención disponibles para reducir el riesgo de que se vuelva a repetir la crisis coronaria y que el paciente pueda disfrutar de una buena calidad de vida. En este sentido es muy importantes seguir los programas de rehabilitación cardiaca (PRC).

La prevención secundaria del infarto de miocardio debe comenzar con la adopción de un estilo de vida saludable: abandono del tabaco, dieta cardiosaludable (con el objetivo de reducir el colesterol LDL, la hipertensión y la diabetes) y ejercicio físico regular y controlado. Y como ya hemos explicado, se debe seguir de forma estricta y a largo plazo, el tratamiento farmacológico recomendado. Con estas pautas se reduce la posibilidad de sufrir otro evento cardiovascular, se previene la depresión tras el infarto (muchos pacientes la sufren y aumenta el riesgo de tener otro) y, en general, se mejora de forma sustancial la calidad de vida del paciente coronario.

Publicado el21-11-2017
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