La contaminación ambiental, factor de riesgo cardiovascular

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El aumento constante del tráfico rodado en las ciudades ha provocado en los últimos años que los niveles de contaminación ambiental se disparen, lo que perjudica gravemente a la salud. Las partículas tóxicas en suspensión no sólo son responsables de enfermedades respiratorias, cáncer o nacimientos y muertes prematuras, también están asociadas a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como la arteriosclerosis, el infarto de miocardio o las arritmias.

El Dr. Barrabés, presidente de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) asegura que "la polución es altamente nociva para nuestra salud y en particular para nuestras arterias y ya se considera un nuevo factor de riesgo cardiovascular para el que no hay otra solución más que intentar evitarla". De hecho, la contaminación ambiental del aire ya se ha convertido en el noveno factor de riesgo cardiovascular modificable. Ocupa un lugar por encima incluso de otros factores de riesgo como la inactividad física, el colesterol alto, la ingesta excesiva de sal o el consumo de algunas drogas.

¿Por qué es perjudicial para la salud la contaminación atmosférica?

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La contaminación del aire está formada por una mezcla compleja en la que destacan gases contaminantes como el ozono y el dióxido de nitrógeno (NO2) producidos por el tráfico rodado, la industria y los sistemas de calefacción. También destacan las partículas en suspensión (PM), con diferente tamaño y composición. Las partículas de 2,5 micras (PM2,5) penetran en el interior de los edificios, por lo que la contaminación se produce incluso en interiores, y las partículas ultrafinas (<0,1 micras) penetran a través de los alvéolos al interior del organismo y ocasiona un perjuicio a nuestra salud.

En relación al corazón, las micropartículas que se encuentran en el aire, especialmente las PM2,5, también influyen en la salud cardiovascular, causando un gran impacto. Diversos estudios han identificado una clara relación entre el aumento de la contaminación atmosférica y la prevalencia de enfermedades cardiovasculares.

¿Cómo afecta a la salud cardiovascular?

Los niveles altos de partículas en suspensión (PM) pasan del aire a nuestros pulmones y de ahí directamente al torrente sanguíneo. Ésto provoca un aumento de la calcificación de las arterias, que reducen su capacidad de vasoconstricción, se favorece la coagulabilidad de la sangre y aumenta la presión arterial. Por tanto, la mortalidad por infarto, ictus o cardiopatía isquémica aumenta cuando la contaminación ambiental es más alta, sobre todo en la población mayor de 65 años. Según datos de la SEC, la mortalidad aumenta un 1,5% por enfermedades respiratorias y un 0,8% por enfermedades cardiovasculares agudas. Los niveles altos de contaminación también producen una mayor progresión de la arteriosclerosis y pueden alterar la sensibilidad a la insulina, facilitar la hipertensión y la diabetes mellitus.

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Debemos tener en cuenta que el efecto de la contaminación del aire es mayor en las personas que forman parte de la población de riesgo: ancianos, personas con enfermedades respiratorias o problemas cardíacos y personas que presentan otros factores de riesgo cardiovascular combinados, como el colesterol o la diabetes. En los diabéticos, por ejemplo, el riesgo de padecer alguna cardiopatía se puede ver aumentado en un 44%.   

En conclusión, el aire limpio es un requisito básico para la salud y el bienestar. El impacto es tan importante que, si en ciudades grandes como  Madrid o Barcelona se respetaran las recomendaciones de las instituciones internacionales de defensa del medio ambiente y se redujeran los niveles de contaminación a los índices recomendados, habría 1.800 casos menos al año de hospitalizaciones por enfermedades cardiovasculares y 3.500 muertes menos por causas derivadas de la polución ambiental.

Publicado el29-11-2017
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