Deporte y riesgo cardiovascular

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Dr. Eduard Homs | Cardiólogo del Centro Médico del Mútua General de Catalunya

Cada día hay mayor evidencia epidemiológica que sugiere que la actividad física puede contribuir a la prevención y al control de muchas enfermedades y, además, las personas que realizan una actividad física regular tienen una mortalidad menor que las personas sedentarias.

De entre las patologías más habituales por la falta de actividad física, destacan por su importancia la hipertensión, la obesidad, la dislipemia, la diabetes y, en particular, el cáncer de colon, ya que el sedentarismo causa un tránsito más lento de los alimentos por el intestino, lo que supone una mayor exposición a agentes cancerígenos.

El ejercicio físico regular produce efectos psicológicos que resultan muy positivos para la salud y el bienestar de la población como, por ejemplo, la reducción considerable de los síntomas de la depresión y la ansiedad. En relación con la apnea del sueño, uno de los trastornos del sueño que más limitan la calidad de vida de la persona, también se beneficia de la actividad física. Asimismo, diversos estudios ponen de manifiesto que el ejercicio ayuda a mejorar las funciones intelectuales con participación de la memoria y de la cognición en las personas sedentarias de mediana edad y hay que remarcar, también, que la actividad física refuerza los músculos y mejora el metabolismo de los huesos contribuyendo a disminuir el riesgo de fractura de la cabeza del fémur por osteoporosis.

En definitiva, la recomendación de realizar ejercicio de forma regular y adecuado a la edad y al estado físico de la persona en calidad y cantidad, constituye a todas luces una práctica saludable dados los beneficios que se obtienen a largo plazo. En este sentido, caminar a buen ritmo cada día entre 30 y 45 minutos está indicado para todas las personas, en especial las personas mayores, los diabéticos, las personas obesas y las sedentarias. Cabe señalar también que la práctica de ejercicio influye positivamente en la adopción de otros comportamientos saludables en relación a la alimentación o con el consumo de tabaco o alcohol.

Es importante recordar que la práctica de ejercicio físico no está exenta de un riesgo potencial para la salud, que puede ir desde lesiones musculares y/o articulares hasta accidentes cardiovasculares.

Publicado el23-07-2015
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